Parecen huevos, pero son ‘ovicápsulas’: las usa un caracol para proteger a sus crías

Se trata del caracol negro, que encierra en ellas a sus embriones. Es usual verlas en las playas de Las Grutas.

Como esferas misteriosas, que aparecen al borde de las playas del balneario rionegrino Las Grutas, despertando curiosidad.
Muchos, al verlas, piensan que esos círculos entre transparentes y amarillentos son huevos de pescado o de tortuga. Y nunca  faltan los que comienzan a jugar con ellos, lanzándolos al aire, o tirándolos al mar.

En realidad se trata de una de las tantas maravillas que tiene la naturaleza, que dota de mecanismos asombrosos a los seres vivos, para garantizar la continuidad de las especies.

Porque esos círculos se llaman “ovicápsulas”, y las produce la hembra del caracol negro, para encerrar en ellas a los embriones de sus futuras crías. Esas vidas minúsculas permanecen allí, alimentándose de un líquido que también genera su madre, antes de cerrar la esfera. Estarán protegidos por esa cápsula hasta que adquieran la talla adecuada para valerse por sus propios medios. Al resguardo de potenciales predadores.

“A los caracoles marinos se los conoce científicamente como gasterópodos.  En el caso de esta especie puede medir hasta 20 centímetros de longitud. Popularmente le dicen caracol ‘negro,’ porque está rodeado de una costra oscura. Suelen verse en las playas grutenses. Habitan en buena parte de la costa de nuestro país, Brasil y Uruguay” detalló la bióloga marina Shirley Mendoza, en diálogo con Mejor Informado. 

¿Por qué se ven la costa?

Con respecto a las ovicápsulas precisó que, en esta época, suelen aparecer en la costa porque el viento las impulsa a la orilla.
“Estas esferas son de origen animal, y las genera la hembra de ese caracol,  con su órgano muscular llamado pie, con el que produce esa sustancia con que las arma. Los embriones son fecundados por el macho, y, luego,  mantenidos dentro de la ovicápsula con un líquido nutritivo, que funciona como la placenta materna en el ser humano.  Allí se alimentan  y llegado el momento eclosionan. Al salir de esa esfera  ya son pequeños caracolitos, de 1 cm de longitud” detalló.

La reproducción que origina las crías se da en el otoño y en la primavera.  Pero en noviembre y diciembre, por motivos climáticos, las cápsulas son arrastradas fuera del mar.

“Como la hembra no fija esas esferas a ningún sustrato, lamentablemente en esta época la corriente las saca del agua. Algunas de esas estructuras permanecen intactas, y los embriones pueden llegar a terminar dentro de ellas su desarrollo. Otras, desafortunadamente,  se rompen, y otros seres vivos se alimentan de los futuros caracoles” completó la experta.

Para saber si las que vemos en la playa son ovicápsulas activas (todavía con vida en su interior) hay que observarlas a contraluz.
“Los embriones se ven como pequeños puntitos, sumergidos en líquido. A veces es evidente que la esfera está vacía. Porque completó su ciclo, o porque la rompieron y ese proceso se interrumpió” señaló Mendoza.

La recomendación es sólo observarlas, y dejarlas en el lugar en el que estén, para que que no se dañen. “Como siempre, el consejo es disfrutar sin perturbar” recordó la bióloga.

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